El 26 de noviembre de 2017 fallece Adolfo Cano Ruiz, excombatiente de la Guerra de Ifni. Era una persona polifacética donde las haya, un alma inquieta que no paró de estudiar y trabajar durante toda su vida.
Mi esposa y yo tuvimos la suerte de conocerlo en una exposición fotográfica y conferencia sobre Ifni ya unos años, y como persona, investigador e historiador me cautivó, pues era como pocos capaz de narrar con estilo sencillo y apasionado los avatares de una guerra prácticamente desconocida como fue la guerra de Ifni.
Adolfo Cano Ruiz |
Yo personalmente, que soy estudiante de ese territorio en aquella época, he descubierto en el que es mi amigo Adolfo, a un luchador incansable en todos los frentes y durante toda su vida. Los que lo hemos conocido no podemos decir otra cosa más que ha sido un ejemplo de persona, de superación y un gran amigo de sus amigos.
Adolfo vivió de primera mano tanto las maniobras del Ejército de Liberación Marroquí, antecedentes al ataque general del África Occidental Española el 23 de noviembre de 1957, como todas las operaciones de rescate; siendo herido por fuego de mortero en la «Operación Netol», un obús caprichoso que segó la vida de jóvenes soldados españoles, pero que a él le permitió seguir en este mundo, quizás para que cumpliera múltiples propósitos, entre los que se encuentra escribir un libro, centenas de artículos, exposiciones, conferencias… y realizar la importantísima tarea de divulgación sobre este conflicto, que inició hace décadas.
La guerra de Ifni, llamada escaramuzas por algunos, es una de las contiendas menos estudiadas y divulgadas de nuestra nutrida historia española, por algo la llaman «La Guerra Olvidada».
En esta cruzada, se vieron involucrados muchos jóvenes españoles que, como Adolfo, estaban allí cumpliendo su servicio militar obligatorio y que, en pocos días, pasaron de ser simples reclutas a diestros combatientes, obligados por las duras circunstancias de los acontecimientos que allí se produjeron.
Adolfo Cano y J.C. Caraballo |
Pues, en mi opinión, los veteranos, de cualquier actividad, oficio o campaña, merecen el máximo reconocimiento por parte de las generaciones venideras, pues ellos representan lo que será nuestro futuro, son nuestro ejemplo para hacer las cosas correctas y nuestra guía para no repetir los errores que ellos hayan podido cometer.
Adolfo, te estoy muy agradecido por los momentos que he pasado junto a ti, los consejos que me has dado y todo lo que me has enseñado. Sin duda has dejado una gran huella en mi persona que me durara para siempre.
Sandra, yo y los que te conocimos, no te olvidaremos.
Gracias Adolfo.
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