Autor: Robert Beckhusen
Fuente: Blog War is Boring
Traducción: Jorge Tierno Rey
Fuente: Blog War is Boring
Traducción: Jorge Tierno Rey
Comandos británicos se pasaron un mes recorriendo Francia y matando nazis
La operación militar realizada en 1944 demostró la importancia de las operaciones especiales
por ROBERT BECKHUSEN
La invasión en 1944 de la Francia ocupada por los alemanes por parte de los Aliados Occidentales comenzó con el mayor asalto anfibio de la Historia y supuso el caos para las tropas de Hitler. En pocas semanas los ejércitos aliados liberaron Normandía y avanzaron como una apisonadora hacia la frontera con Alemania.
por ROBERT BECKHUSEN
La invasión en 1944 de la Francia ocupada por los alemanes por parte de los Aliados Occidentales comenzó con el mayor asalto anfibio de la Historia y supuso el caos para las tropas de Hitler. En pocas semanas los ejércitos aliados liberaron Normandía y avanzaron como una apisonadora hacia la frontera con Alemania.
Jeep del SAS en Alemania en 1944. Foto del Ejército británico |
Los ejércitos alemanes retrocedieron y fueron dejando espacios en sus líneas que los Aliados aprovecharon sin dudarlo. Y ello supuso una gran oportunidad para que el Reino Unido desplegara al famoso Special Air Service (SAS) por detrás de las líneas alemanas para causar el mayor daño posible.
Por aquel entonces el SAS ya se había convertido en una unidad curtida en combate durante las campañas del norte de África e Italia. Pero a Roy Farran y el Escuadrón C del 2° Regimiento SAS [C Squadron, 2nd SAS Regiment], que él mandaba, no se les había dado una oportunidad en la invasión, dado que el Ejército británico los dejó en tierra en Escocia mientras otros hombres del SAS arrasaban el norte de Francia.
El momento de Farran llegó a mediados de agosto. El resultado fue una campaña arriesgada y sangrienta a través de territorio enemigo, que duró casi un mes y aterrorizó a una desconcertada Wehrmacht [fuerzas armadas alemanas], según se recoge en el nuevo libro de Ben Macintyre titulado Rogue Heroes.
Macintyre describe el propósito de la Operación Wallace de una forma muy sencilla, «penetrar profundamente tras las líneas enemigas y llevar a cabo una carnicería».
Así que el 19 de agosto Farran aterrizó en Rennes acompañado por 60 comandos y juntos partieron a bordo de sus jeeps, cada vehículo armado con dos ametralladoras Vickers, un arma fiable refrigerada por agua que había demostrado su valía durante la Primera Guerra Mundial.
Los hombres del SAS se separaron y atravesaron los espacios sin defender que se encontraron en la línea del frente. Durante el viaje se toparon con una compañía del Afrika Korps «que todavía vestía su uniforme de campaña tropical de color caqui» en Villaines-les-Prévôtes. «Se desató una batalla campal, con morteros y ametralladoras, en las calles de la localidad», escribe Macintyre.
«Tras una hora de combate, Farran y sus hombres se retiraron, dejando tras de sí una cantidad estimada de cincuenta muertos».
Los comandos penetraron más de 300 km. en territorio alemán y establecieron una base escondida en un bosque cercano a Chatillon. Se trató de una decisión arriesgada, pero que resultaba más adecuada que la de las anteriores incursiones del SAS en el mes de julio, cuando comandos británicos que actuaban más cerca del frente se encontraron con un menor número de blancos, dado que los alemanes se estaban retirando demasiado rápido, y tuvieron que mezclarse entre las tropas aliadas que avanzaban.
Los comandos querían hacer las cosas a su manera. Al final mataron o hirieron a cientos de soldados alemanes y destruyeron 65 vehículos del Eje. Diecisiete comandos británicos perdieron la vida.
«Durante el mes siguiente», escribe Macintyre, «Farran y sus hombres acosaron desde su escondite en el bosque a los alemanes que se retiraban, para lo cual minaron caminos, volaron vías de tren y lanzaron emboscadas contra columnas de vehículos, actividad conocida como ‘brewing up’ [infundir] en la jerga del ejército, palabra que evoca más lo que es la preparación del té por la tarde que la destrucción de vehículos enemigos con ametralladoras Vickers y explosivos».
Aparte, comandos franceses junto con 3 SAS, que se encontraban operando cerca de Loire, condujeron cuatro jeeps contra una multitud de 3.000 soldados alemanes y los acribillaron con fuego de ametralladora. Unos 500 alemanes murieron o resultaron heridos. La mayor parte de los soldados franceses que realizaron el ataque también murieron.
Por aquel entonces el SAS ya se había convertido en una unidad curtida en combate durante las campañas del norte de África e Italia. Pero a Roy Farran y el Escuadrón C del 2° Regimiento SAS [C Squadron, 2nd SAS Regiment], que él mandaba, no se les había dado una oportunidad en la invasión, dado que el Ejército británico los dejó en tierra en Escocia mientras otros hombres del SAS arrasaban el norte de Francia.
El momento de Farran llegó a mediados de agosto. El resultado fue una campaña arriesgada y sangrienta a través de territorio enemigo, que duró casi un mes y aterrorizó a una desconcertada Wehrmacht [fuerzas armadas alemanas], según se recoge en el nuevo libro de Ben Macintyre titulado Rogue Heroes.
Macintyre describe el propósito de la Operación Wallace de una forma muy sencilla, «penetrar profundamente tras las líneas enemigas y llevar a cabo una carnicería».
Así que el 19 de agosto Farran aterrizó en Rennes acompañado por 60 comandos y juntos partieron a bordo de sus jeeps, cada vehículo armado con dos ametralladoras Vickers, un arma fiable refrigerada por agua que había demostrado su valía durante la Primera Guerra Mundial.
Los hombres del SAS se separaron y atravesaron los espacios sin defender que se encontraron en la línea del frente. Durante el viaje se toparon con una compañía del Afrika Korps «que todavía vestía su uniforme de campaña tropical de color caqui» en Villaines-les-Prévôtes. «Se desató una batalla campal, con morteros y ametralladoras, en las calles de la localidad», escribe Macintyre.
«Tras una hora de combate, Farran y sus hombres se retiraron, dejando tras de sí una cantidad estimada de cincuenta muertos».
Los comandos penetraron más de 300 km. en territorio alemán y establecieron una base escondida en un bosque cercano a Chatillon. Se trató de una decisión arriesgada, pero que resultaba más adecuada que la de las anteriores incursiones del SAS en el mes de julio, cuando comandos británicos que actuaban más cerca del frente se encontraron con un menor número de blancos, dado que los alemanes se estaban retirando demasiado rápido, y tuvieron que mezclarse entre las tropas aliadas que avanzaban.
Los comandos querían hacer las cosas a su manera. Al final mataron o hirieron a cientos de soldados alemanes y destruyeron 65 vehículos del Eje. Diecisiete comandos británicos perdieron la vida.
«Durante el mes siguiente», escribe Macintyre, «Farran y sus hombres acosaron desde su escondite en el bosque a los alemanes que se retiraban, para lo cual minaron caminos, volaron vías de tren y lanzaron emboscadas contra columnas de vehículos, actividad conocida como ‘brewing up’ [infundir] en la jerga del ejército, palabra que evoca más lo que es la preparación del té por la tarde que la destrucción de vehículos enemigos con ametralladoras Vickers y explosivos».
Aparte, comandos franceses junto con 3 SAS, que se encontraban operando cerca de Loire, condujeron cuatro jeeps contra una multitud de 3.000 soldados alemanes y los acribillaron con fuego de ametralladora. Unos 500 alemanes murieron o resultaron heridos. La mayor parte de los soldados franceses que realizaron el ataque también murieron.
Comando del SAS Roy Farran, en Italia. Foto del Ejército británico |
Macintyre cita en muchas ocasiones el diario de los hechos que escribió Farran durante la Operación Wallace. Un soldado del SAS murió a consecuencia de la explosión de un camión alemán con munición. Los comandos volaron un vehículo oficial con un general a bordo. En un ataque a una columna de vehículos alemanes el 5 de septiembre, “sólo logró escapar un alemán”, anotó Farran en su diario.
6 de septiembre: unas niñas se amontonaron alrededor de los jeeps con ramos de flores. Así que cuando apareció un coche oficial alemán que montaba una ametralladora, la presencia de tantas niñas hizo imposible que se pudieran realizar más de dos ráfagas con una ametralladora Vickers.
7 de septiembre: el destacamento de desembarco [landing party] fue atacado en la zona de lanzamiento [drop zone] por 600 soldados de la SS con cuatro vehículos blindados. El comandante Farran sacó de allí los seis jeeps y los metió en un pequeño prado rodeado de árboles y entonces se dio cuenta de la existencia de un espacio en la esquina suroeste a través de la cual pasaron los jeeps. El teniente [Hugh] Gurney [fue enviado] a atacar la retaguardia inmediata del enemigo. Barrió con fuego de ametralladora a la infantería alemana, especialmente a algunos oficiales que estaban de pie sobre un montículo. El comandante Farran organizó una emboscada para atacar la columna enemiga en su viaje de vuelta… mataron al Coronel y al segundo al mando de la fuerza atacante.
8 de septiembre: el destacamento atacó barracones enemigos… 20 alemanes murieron mientras se afeitaban y se prendió fuego a los barracones.
Continuaron atacando una y otra vez hasta que el Ejército de Tierra estadounidense sobrepasó la zona el 16 de septiembre. Durante los últimos días los soldados británicos excavaron trincheras y las camuflaron tanto para evitar ser descubiertos por las patrullas alemanas como para protegerse de los proyectiles de la artillería estadounidense que habían empezado a impactar por la zona.
La operación demostró la eficacia de contar con soldados de operaciones especiales bien entrenados y equipados con medios de transporte baratos y armas automáticas.
6 de septiembre: unas niñas se amontonaron alrededor de los jeeps con ramos de flores. Así que cuando apareció un coche oficial alemán que montaba una ametralladora, la presencia de tantas niñas hizo imposible que se pudieran realizar más de dos ráfagas con una ametralladora Vickers.
7 de septiembre: el destacamento de desembarco [landing party] fue atacado en la zona de lanzamiento [drop zone] por 600 soldados de la SS con cuatro vehículos blindados. El comandante Farran sacó de allí los seis jeeps y los metió en un pequeño prado rodeado de árboles y entonces se dio cuenta de la existencia de un espacio en la esquina suroeste a través de la cual pasaron los jeeps. El teniente [Hugh] Gurney [fue enviado] a atacar la retaguardia inmediata del enemigo. Barrió con fuego de ametralladora a la infantería alemana, especialmente a algunos oficiales que estaban de pie sobre un montículo. El comandante Farran organizó una emboscada para atacar la columna enemiga en su viaje de vuelta… mataron al Coronel y al segundo al mando de la fuerza atacante.
8 de septiembre: el destacamento atacó barracones enemigos… 20 alemanes murieron mientras se afeitaban y se prendió fuego a los barracones.
Continuaron atacando una y otra vez hasta que el Ejército de Tierra estadounidense sobrepasó la zona el 16 de septiembre. Durante los últimos días los soldados británicos excavaron trincheras y las camuflaron tanto para evitar ser descubiertos por las patrullas alemanas como para protegerse de los proyectiles de la artillería estadounidense que habían empezado a impactar por la zona.
La operación demostró la eficacia de contar con soldados de operaciones especiales bien entrenados y equipados con medios de transporte baratos y armas automáticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario